Verónica Rojas Jara
Enfermera de Investigación
Unidad de Paciente Crítico Hospital Clínico Universidad de Chile

Recuerdo la primera vez que hablamos y utilizamos el concepto “Humanización de los Cuidados Intensivos” en la división de Enfermería (DESCHMI). Era el año 2011 y estábamos finalizando el congreso de Enfermería Intensiva. Desde entonces hemos transitado un largo camino como Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (SOCHIMI), para visibilizar y trabajar de manera conjunta en su desarrollo e implementación.

¿Cómo vamos a “humanizar” si ya somos humanos? Eran algunas de las preguntas que oímos, y que probablemente nunca tuvieron una respuesta única y/o correcta. En lo personal me quedo con lo que dijo Gabriela Mistral; “la humanidad es todavía algo que hay que humanizar”, que sirve como súplica y recordatorio acerca de nuestra posición en la sociedad.

La generación de evidencia acerca de temáticas centradas en las personas permitió conocer desde distintas perspectivas lo que significaba en lo físico, pero también en lo cognitivo, lo social, lo emocional y espiritual, el haber estado en una UCI como paciente, como familiar o como integrante del equipo de salud.

Esta creciente literatura internacional permitió que en distintas partes del mundo se comenzara a hacer visible lo invisible y la necesidad de repensar la forma en que ejercíamos los Cuidados Intensivos, no desde lo técnico (que es precisamente donde se concentra el mayor avance), sino en los aspectos de comunicación, de fin de vida, de incorporación de la familia y así muchos más.

En medio de este tránsito, pudimos generar un acuerdo de colaboración con el Proyecto Internacional de Humanización de los Cuidados Intensivos (HU-CI), lo que sin duda, permitió impulsar a nivel nacional la formación de los equipos a través de las diferentes actividades académicas realizadas por la SOCHIMI.

Hoy, hablar de humanización en Cuidados Intensivos, no nos parece extraño ni fuera de contexto, por el contrario, cada vez forma parte de nuestros congresos, convocando a módulos interdisciplinarios que nos permitan de manera integradora, mirar problemáticas comunes y soñar juntos con una mejora en la atención, con una sólida base teórica y con la convicción de que el trato digno es un derecho de las personas, que como equipo de salud debemos garantizar.
Promover la humanización de los cuidados intensivos, y ponerlo en el centro de la  atención clínica,  favorece el trabajo colaborativo y nos permite avanzar en corresponsabilidad junto a familiares y pacientes, lejos de la creencia donde “todos hacen todo” y más cerca de la posibilidad que las UCI además de contribuir en la sobrevida de los pacientes, sea un catalizador de una vida en plenitud para todos los que ahí interactúan.